lunes, 2 de junio de 2008

IOM IERUSHALAIM - יום ירושלים

A 41 años de su reunificación

JERUSALEM: LA MAS DULCE MELODIA EN UNA SOLA PALABRA

Por Rabino Mordejai Maarabi, Uruguay

Mencionar su nombre conlleva un encanto. Algo así como que la magia misma de los sonidos se conjuga para decir la más dulce melodía en una sola palabra.
Acariciar las letras de su nombre, es recorrer lentamente su geografía…Callejuelas estrechas en su ‘iod’ y otras rutinas de aceras que se abren cual arco bondadoso e inquieto que brinda bienvenidas en su ‘reish’…
Instantes de eternidad que se detienen frente a uno y nos llevan en la línea a mirar la tierra y el cielo; su letra ‘vav’ une lo imperceptible del caminante; reúne los extremos del pensamiento que busca y rebusca en sus adentros una explicación lógica cuando no emocional a tanta belleza y simpleza en el mismo lugar…
Sólo los latidos de un corazón agitado, parecen hallar reposo y quietud cuando se apoyan en su ‘shin’, que susurra un silencio de paz y un canto silencioso de amor a cada órgano atento de un cuerpo afligido y doliente por siglos y milenios.
Y entonces se yergue por sobre el renglón de los tiempos su ‘lamed’, invitando a hurgar en cada laberinto de sus contornos, en cada luminosidad de sus soles crepusculares y matinales, en los fulgores de cientos y miles de estrellas que le brindan su canto de amor cada noche, enamoradas todas del perfume que exhala el estudio cotidiano…
Para volver a la conciencia de la pequeñez, frente a tanta grandeza…Una nueva y tímida ‘iod’ se asoma hacia el final de su nombre como queriendo dibujar en su nombre el Otro Nombre: el de la mismísima Divinidad, que jamás La abandonó y que La ama con amor eterno.
Su letra posterior es el todo que la cierra y que contiene…Es el marco de una ‘mem’ que dibuja el contorno más simple y más extenso de su nombre, de sus aromas y sus olores sin igual…Es la letra que la multiplica y la hace resonar como un tambor en medio del silencio prolongado de la ausencia de sus hijos…

Sí mi querido lector, usted conmigo habrá formado la palabra anhelada y con ella hemos abierto las puertas de los Cielos: “Ierushaláim” en sus consonantes inspiradoras que nos llevan a un vuelo rasante por la historia, por los tiempos, por los deseos y los recuerdos del pasado, del presente, del futuro…

Hay un lugar que supera las geografías. Hay una geografía que no suele caber en un mapa. Y hay un nombre, demasiado grande para ser inscripto en la simple cartografía. Porque su nombre sabe a miel y a hiel. Porque ha sido el motivo del llanto de generaciones y del regocijo de miles más. Ierushaláim es hogar y es tierra. Es montañas y cielos. Es historia y testimonios.

Ierushaláim es reyes y profetas que la amaron. Es pueblo que jamás la abandonó y perdió el habla a causa de ella. Ierushaláim es David rey llorándola y cantándole, es Salomón su hijo, adosando cada piedra de Su Santuario…
Ierushaláim es visión y es poder. Es esperanza y seducción. Es el llamado al vivir por siempre, es el recinto donde lo eterno juega de local…
Ierushaláim es y es y no deja de ser. Todo lo despierta y a todo los somete con su encanto sin igual a un dulce sopor de ensueños, donde caminar por ella es abrazarse con ella, con sus piedras, con sus paredes, con sus soles y sus lunas que son más bellos y más luminosos cuando alumbran y calientan su cielo.

Mencionar su nombre es hablar otro idioma. Es poder hablar ante todo. “Yo soy la paz, y es cuando hablo…” al decir del rey que la amó.

Porque Ierushaláim es la fuerza de la Palabra. Es La Palabra llevada a la fuerza –la potencia- de Abraham que la llamó; de su nieto que la soñó y de sus herederos que la avistaron desde lejos hasta hacerla propia y llevándosela consigo a cuanto destierro alcanzasen…

Hoy regresamos a ella una vez más. Ierushaláim es un relato de partidas y llegadas. Partidas que navegaron en mares de lágrimas sin consuelo. Llegadas que surcaron arterias de sangre y dolor. Pero estamos. Con ella. Junto a ella. Y ella, como una buena madre que siempre espera, nos aguarda con sus mejores ropajes y su más bella sonrisa…

Aquella que dibuja cada sol poniente en sus atardeceres, desplegando sus murallas protectoras y de encanto. Aquella que suspira como luna en menguante cuando todo parece oscurecerse y no ha de haber luz más. Aquella que destila su fulgor en el tintineo de cada estrella que en su cielo parecen multiplicarse más y más…

Ierushaláim es canto de enamorados…Del amor eterno que D´s La amó. Del sentir profundo de un pueblo que la amó. De los hijos que aman a Su Padre y que tienen una cita cada día, cada tarde, cada noche frente a un muro que retribuye solitario cada gota de amor, a la espera de los suyos, que se sumen en manos y fuerzas y sueños y corazones, para volver a levantar sus piedras haciéndolas Santuario…

Cuando usted me pregunta ¿qué es Ierushaláim? Creo que atrevería a decirle, honestamente: Ierushaláim es letra y es palabra; es el torrente de imaginación y ternura que aflora sólo con mencionar su nombre…Es la vida misma que no se explica y que se lleva tan dentro, pero tan dentro, que “si me olvidare de ti Ierushaláim, se olvide mi mano derecha; se pegue mi lengua a mi paladar si no te recordare…Si no te elevare mi Ierushaláim por sobre cada alegría…”