jueves, 19 de junio de 2008

Parashat Shlaj Lejá

Sábado 21 de junio

Rabino Yerahmiel Barylka

Nuestra parashá finaliza con uno de los grandes mandamientos del judaísmo: el de los tsitsit, los flecos que usamos en las bordes de nuestra ropa como recordatorio perenne de nuestra identidad como judíos y nuestra obligación de guardar las instrucciones de la Torá: "H' habló a Moshé diciendo: Habla a los hijos de Israel y diles que a través de sus generaciones se hagan flecos en los bordes de sus ropas y que pongan un cordón azul en cada fleco del borde. Y serán para ustedes como tsitsit, y los verán y se acordarán de todos los mandamientos de H', a fin de ponerlos por obra, y para que no vayan en pos de sus corazones y de sus ojos, tras los cuales cometen inmoralidad. Será para que se acuerden y cumplan todos mis mandamientos, a fin de que sean santos para su D-os. Yo, H', su D-os, que les saqué de la tierra de Egipto para ser su D-os. Yo, H', su D-os." (Bemidbar 15: 37-41).

Esta mitzvá es tan importante que se convirtió en el tercer párrafo del Shemá, la suprema declaración de la fe judía.
Seguiremos al rabino Dr. Nahum Rabinovitch, en sus comentarios acerca de las extrañas características del mandamiento de tsitsit.
Por un lado los sabios dijeron que tsitsit es igual a todas las mitzvot, como nos dice el versículo: "mírenlos y se acordarán de todos los mandamientos de H'." de allí su significado fundamental. Por otra parte, el precepto no es absolutamente obligatorio. Es posible evitarlo si nunca usamos ropa de cuatro o más bordes. Maimónides nos enseña: "aunque no estamos obligados a adquirir ropas de cuatro bordes y envolvernos en ellas para cumplir el mandamiento de tsitsit, no significa que una persona piadosa se exima de esta mitzvá" (las leyes de Tsitsit, 3: 11).
El principio es importante y loable pero no es categórico. Es condicional: si tienes puesta tal ropa, debes poner franjas en ella. ¿Por qué? Parece más que obvio que debe ser obligatoria, tal como obligatoria es la mitzvá de tefilín.

La mitzvá de tsitsit, provocó otro fenómeno inusual. En el transcurso del tiempo, la "costumbre" se desarrolló para cumplir con la mitzvá de dos maneras absolutamente distintas: la primera, en la forma del talit gadol que usamos durante las plegarias diarias, la segunda usándola bajo nuestras ropas durante todo el día.
Este precepto tiene también, dos bendiciones diferentes como si se tratara de dos mandamientos diferentes. Al colocarnos el talit grande recitamos: "que nos has santificado con tus mandamientos, y nos ordenaste envolvernos con tsitsit…" cuando nos ponemos los tsitsit bajo la ropa, decimos, "que nos has santificado con tus mandamientos, y ordenado el precepto de tsitsit" ¿Por qué una misma norma tiene dos bendiciones distintas? ¿Se trata de una o de dos?
El rabino Dr. Nahum Rabinovitch dio esta respuesta: hay dos clases de ropa. Están las ropas que usamos para proyectar una imagen o que son el uniforme de nuestra función. Esas ropas pueden ser engañosas. Un rey que salga por las calles vestido como un mendigo no despertará el respeto que provoca su investidura cuando usa sus ropas ceremoniales. Un delincuente con ropajes de general logrará que los soldados le hagan la venia. Un guerrero con sus ropas, aunque sea inseguro, cobarde o esté nervioso, provoca que lo miren como autoridad, y más de uno pensará que tiene firme personalidad. Las ropas son como un disfraz, como una máscara. Ocultan a la persona porque impiden ver su espíritu. Y en más de una oportunidad, nos vestiremos acorde a las personas que queremos impresionar o a las circunstancias. En nuestro guardarropa, tendremos prendas para cada ocasión.

Pero hay un tipo de prendas que usamos cuando estamos solos, y que nos pueden pintar de cuerpo entero, como las del jardinero, el plomero, el artista en su estudio con ropaje manchado por la pintura, el escritor en su mesa de trabajo a altas horas de la noche usando apenas un pijama. Ellos no se visten para crear una impresión. Por el contrario: visten como son o según lo que hacen, no buscan parecerse a nadie más que a ellos.
Las dos clases de tsitsit representan estas diversas formas de vestido. Cuando vamos al templo a las plegarias o cuando rezamos a solas, muchas veces pensamos que nuestro corazón es indigno frente a las demandas que suponemos que H' tiene de nosotros. Por ello, sentimos la necesidad de presentarnos envueltos en el talit, el gran símbolo del rezo. Encubrimos nuestra individualidad incluso en la forma de la bendición sobre el talit, "nos envolvemos en una ropa con tsitsit" (–nos ceñimos con ropa especial-). Es como si dijéramos a H': 'Puede ser que sea solamente un mendigo, pero estoy usando un traje real, el traje de los judíos que imploraron ante ti a través de los siglos, a los cuales demostraste un amor especial. El talit oculta lo que somos y representa lo que deberíamos o quisiéramos ser, porque en el rezo pedimos que nos juzguen no por lo que somos sino por lo que quisiéramos ser o por lo que deberíamos ser.

El simbolismo más profundo de la mitzvá de tsitsit, sin embargo, es que representa los mandamientos en su totalidad ('y los verán y se acordarán de todos los mandamientos de H'') – que aceptamos sin coerción, de nuestra propia libre voluntad. Esa es la causa por la cual el precepto de tsitsit no es categórico. No tenemos, formalmente, obligación de guardarlo. La Torá no nos obliga a comprar una ropa de cuatro puntas. Pero cuando la confeccionamos o la adquirimos, elegimos libremente hacerlo así. Nos obligamos. Porqué estamos optando usar el símbolo de los tsitsit que muestra la libre aceptación de todos los deberes de la vida judía.Éste es el aspecto más interno, más íntimo, intenso y personal de la fe. En nuestra intimidad sabemos que elegimos dedicarnos a H' y a sus preceptos. No hay necesidad de hacer pública esta decisión. No debemos usarla como demostración externa. Nos sirve cuando estamos solos, y no necesitamos intentar impresionar a ninguna persona. No debemos usarla para mostrar lo que no somos. Éste es el desafío del uso de los tsitsit como ropa interior, debajo, y no encima de nuestra ropa.
Porque la causa es distinta, hacemos por ese precepto una bendición especial. No podemos hablar de "envolvernos en una ropa con flecos" - porque esta forma de flecos no está diseñada para la demostración exterior. No sirve para ocultarnos debajo de ella, ni es un uniforme. Sólo, nada más y nada menos, estamos expresando nuestro íntimo compromiso con la palabra de H'. Por ello decimos la bendición, "que nos ha ordenado el precepto del tsitsit".

El tsitsit representa la naturaleza dual del judaísmo de forma llamativa. Por un lado es una manera pública y comunitaria de la vida que compartimos con otras personas en el mundo. Guardamos Shabat, celebramos los festividades, observamos los leyes dietéticas y las ordenanzas de la pureza de la familia de una manera que apenas ha cambiado en el transcurso del tiempo. Ésa es la cara pública del judaísmo - el talit que usamos.Pero también contamos con nuestra vida interna como gente de fe. Hay cosas que podemos decir a H' que no las podemos expresar a ningún otro. Él sabe nuestros pensamientos, nuestras esperanzas, nuestros temores, mejor que nosotros mismos. Le hablamos desde la soledad del alma, y Él escucha. Esa conversación interna - la abertura de los candados de nuestro corazón - no puede realizarse en una demostración pública. Como la ropa interior con las franjas, permanece oculta. Pero no es ningún acto menos verdadero de la espiritualidad judía. Los dos tipos de ropa con tsitsit representan las dos dimensiones de la vida de la fe - el externo y el interno, la imagen que presentamos al mundo y el perfil que mostramos solamente a H'.

Shabat shalom desde Sión