jueves, 11 de octubre de 2007

Parashat Noaj

Sábado 13 de octubre
Rabino Yerahmiel Barylka


La personalidad de Noaj, discutida por nuestros sabios, me atrajo desde niño. ¿Era o no era tzadik? ¿Fue el “tzadik in peltz” (misericordioso envuelto en abrigo de piel, que sólo está preocupado por calentarse a sí mismo en días de frío) de nuestro folklore o un verdadero justo? ¿Podemos aprender algo de su conducta antes y después del diluvio universal o mejor leemos el texto sin detenernos? ¿Cómo hubiéramos actuado en su lugar?
En el templo al que concurría con mi padre z”l, dos filas delante de las nuestras, había un señor mayor que yo quería mucho (nos repartía dulces cuando a un guiño de él levantábamos los sidurim que otros habían dejado en sus mesas) y se llamaba Noaj, y por lo menos una vez por año era objeto de bromas por sus vecinos de asiento que pedían le inviten subir a la Torá, aunque su cumpleaños acaecía en otra fecha. Él defendía el personaje cuyo nombre llevaba, citando a Rashí, quien con proverbial maestría intentó contestar el dilema con la discusión entre rabí Iojanán y Reish Lakish en Sanedrín, dejándonos de alguna manera, la elección en nuestras manos. Después de todo Noaj, fue tratado con superlativos difícilmente aplicados a ningún otro en toda la Torá. No pude, en aquel entonces, sino unirme a quienes interpretan muy relativamente su tzadikismo. La discusión de Sanedrín 108 a, aparece en Bereshit Raba entre rabí Iehudá y rabí Nejemia, casi en los mismos términos, se interroga el grado de su piedad. El versículo (7:1) en el que H' le dice a Noaj: "Entra tú y toda tu familia en el arca, porque a ti he visto justo delante de mí en tu generación", limita de alguna manera el primero de nuestra parashá "Noaj, hombre justo, era tamim – perfecto [¿?]- entre los hombres de su generación" (6:9).

Tamim es interpretado como humilde y paciente (Rashí), y como Tzadik en sus acciones y entero en su corazón (Ibn Ezra). Pero H' no usa ni el término tamim y habla únicamente de la generación de Noaj sin dar lugar a las especulaciones de otros tiempos. Rashí nuevamente magistral intenta solucionar el interrogante diciendo que "en presencia de la persona no se la elogia sino parcialmente", por lo que no hay contradicción. Nunca supe, si esa nueva enseñanza de Rashí significaba también que él personalmente creía en la superioridad espiritual de Noaj o no.

Sin embargo, hoy, tantos años después, regreso al modelo de tzadikismo pasivo de Noaj. Con su accionar se salvó junto a su familia, porque no era malvado. Pero, no ejerció el liderato que se podía esperar de él para salvar a los demás. En ello no puede compararse ni con Abraham ni con Moshé. El profeta Iejezkel, sigue esta línea de considerar tzadik a quien está en condiciones de salvarse de la destrucción (14 12): "Vino a mí palabra de H', diciendo: «Hijo de hombre, cuando la tierra peque contra mí rebelándose pérfidamente, y extienda yo mi mano sobre ella, le corte el sustento de pan, envíe sobre ella hambre y extermine de ella a hombres y bestias, si estuvieran en medio de ella estos tres hombres: Noaj, Daniel y Job, solo ellos, por su justicia, librarían sus propias vidas, dice H', el Señor". Noaj caminó con D-os, porque si no, no hubiera podido ser justo. Se hubiera caído. Necesitaba del apoyo. Y si él no podía sostenerse no tenía la fuerza para apoyar al otro. Abraham no necesitaba de ese apoyo. Caminaba solo. "Abram tenía noventa y nueve años de edad cuando se le apareció H' y le dijo: Yo soy el D-os Todopoderoso. Anda delante de mí y sé perfecto" (Bereshit 17).

Noaj se encerraba y temía mezclarse con la gente para no absorber de ellos lo negativo. Abraham salía a estar con todos sin temor alguno. Su fe era completa. Su fortaleza interior integral. De esa manera no sólo acercaba a las personas al judaísmo sino que los podía salvar de la destrucción. El conocía al otro. Se unía a él para tomar lo mejor y multiplicarlo.
El Midrash también compara a Noaj con Moshé. Acerca de Noaj sabemos que "comenzó a ser un hombre de la tierra". Inició como justo y finalizó uniéndose a las partes más bajas de sí mismo. Moshé, fue llamado "el egipcio" en Shemot 2:19, llega a la categoría de ser “varón de H'", en Devarim 33:1. Por lo visto, las personas pueden iniciar su accionar en categorías bajas y elevarse, si cumplen su misión particularmente si son líderes o maestros, y pueden iniciar alto y derrumbarse porque olvidan que uno no puede elevarse solo apartado de los demás.

Nuestra época, es en muchas actitudes prediluviana y de nuestros conductores esperamos que sepan involucrarse en el compromiso de salvar a los demás, enseñarles, unirse a ellos para lograr que mejoren y construyan una sociedad más justa y formen un pueblo que responda a los mandamientos y a los llamados de la ética y la moral. Pero… no siempre vemos satisfechas nuestras expectativas.
Pero, diluvio ya no vamos a tener. D-os aceptó que no somos mejores que los de épocas pretéritas, ni que ningún diluvio nos mejorará aún más. El diluvio no cambió la naturaleza humana ni modificó las conductas de los seres humanos. La única diferencia es que, al establecerse la normatividad, aparece la posibilidad del castigo por el crimen cometido, lo que hace que hasta el mismo Noaj pueda ser juzgado retroactivamente según esas pautas. D-os reconoce que el instinto del hombre es perverso desde su juventud, pese a lo cual promete no volver a maldecir la tierra por culpa suya, ni destruir a todos los seres vivientes, y mientras la tierra exista, habrá siembra y cosecha, frío y calor, verano e invierno, y días y noches. Por eso, no debemos oír a quienes nos amenazan con nuevas inundaciones que pueden acabar éste, nuestro decadente mundo.

Con los años, y pese a que Noaj se emborrachó, y perdió la oportunidad indiscutible de ser como Abraham o Moshé, y pese a que no hemos escarmentado lo suficiente para ser justos, o quizás por eso mismo, he comenzado a juzgar a Noaj con mayor benevolencia. En su tiempo, sólo él, pudo ser la simiente de un nuevo mundo. También nuestro mundo sería distinto si por lo menos, él estuviera con nosotros.
Lástima que no se lo puedo decir a aquel Noaj que recuerdo hasta hoy día por su bondad.

Shabat Shalom desde Sión,