jueves, 9 de agosto de 2007

Parashat Reé

Sábado 11 de agosto

Rabino Yerahmiel Barylka

"Mira: Aquí pongo hoy delante de ustedes, bendición y maldición" Deuteronomio 11:6.
"…una nueva bendición surge cada día, porque el Santo Bendito renueva todos los días la Creación, y cuando la creación se renueva, surge nueva bendición. Por ello se debe elegir uno de los (dos) caminos
cotidianamente" (Sfat Emet)

Todo ser humano se encuentra permanentemente frente a una realidad cambiante que le presenta dilemas no siempre fáciles: el bien y el mal, la verdad y la mentira, bendición y condenación, y las reglas que hace poco podrían ser válidas para la toma de decisiones, ya no lo son hoy. El mundo cambia, y junto con él las ideas y las normas. Ni qué hablar de nuevos avances en informática, matemática aplicada y tecnología de telecomunicaciones y los problemas bioéticos provocados por el desarrollo de la ciencia, biotecnologías, las tecnologías reproductivas y el Proyecto Genoma Humano.

A la mayoría de los dilemas cotidianos acudimos pobremente armados y los contestamos casi intuitivamente. Pero, la parashá de esta semana, nos desafía dándonos el derecho del libre albedrío, "la bendición, si oyeren los mandamientos de H' su D-os, que Yo les prescribo hoy, y la maldición, si no oyeren los mandamientos de H' su D-os, y se apartaren del camino que Yo les ordeno hoy, para ir tras dioses ajenos que no han conocido'. Somos nosotros quienes elegimos y al hacerlo, asumimos la responsabilidad por nosotros mismos, pero, también por nuestros semejantes.

¿Qué nos dice el versículo? –que la bendición está en elegir correctamente. Esa es la bendición. La maldición es la actitud incorrecta.
Dañar a la naturaleza nos trae maldición. No sólo nos daña a nosotros, sino también a quienes sin que nosotros los conozcamos y a quienes muy probablemente, no veremos jamás.

La lectura de esta semana está llena de mitzvot y es apenas la primer parte del largo listado que se prolongará por otros 15 capítulos y desde el primer versículo tiende a contestar la pregunta de la parashá de la semana pasada que es: "Y ahora, Israel, ¿qué es lo que H' tu D-os te exige?".
De pronto, nos encontramos frente a nosotros con la posibilidad de elegir, que no parece ser un derecho, sino más bien una obligación.

Le preguntaron al rabino de Kobrin de bendita memoria: ¿Qué es lo más importante que debemos hacer? Y el maestro contestó que lo importante es lo que debemos hacer ahora mismo. Tocar el shofar es muy significativo, pero, hay que hacerlo en Rosh Hashaná; comer matzá es primordial…, pero, en Pesaj. Hoy hay que apartarse del mal –dijo- y lo que podemos reparar hoy, ya no lo podremos hacer otro día (Netivot Shalom, parashat Reé).

Si nos encerramos y aislamos permanecemos en el mundo del ayer. Para saber el hoy del primer versículo de la parashá, nos debemos re-unir a la realidad, a sus problemas tan intrincados y complejos, y sólo así podremos cumplir con el Pacto del Sinaí, siendo relevantes a nuestra época y a nuestro tiempo.

Lo que hacemos en nuestro accionar no influye sólo sobre nuestro pequeño mundo cercano sino también en el mundo globalizado, en la existencia toda.
Ese es el significado de verdadero de una buena elección.

Si nuestras acciones se dirigen "leshem Shamaim", para responder lo que se exige de nosotros judíamente, y seguimos ese manual letra por letra, sabremos introducir el espíritu de nuestra elección en cada rincón de nuestra vida. Podremos evaluar las elecciones grandes y pequeñas, en cada uno de los terrenos de la vida. No elegiremos sólo lo que sentimos es bueno para nosotros o nos produce mayores ganancias o placeres inmediatos, sino, lo que mejorará nuestra vida espiritual (incluyendo temas que parecieran alejados de un dilema judío como la elección de la ciudad y la zona de nuestra vivienda, nuestros amigos, la educación de nuestros hijos), y lo que ayudará que el "otro" esté mejor.

Oír la voz de H' es la bendición por sí misma.
Por ello, las bendiciones concretas no aparecen aquí sino recién en la parashá ki tavó. Moshé enumera aquí 25 de los 613 preceptos, colocando en el centro el de la tzedaká. No en vano Reé es leído o en el plenilunio de Elul o antes que ocurra. A un mes y días del año nuevo. Tzedaká nos salva de la muerte, porque salva a otros de la vida desdichada.

Este shabat leeremos en la Haftará un texto de Isaías 54:11, “¡Pobrecita, afligida, atormentada y sin consuelo! ¡Te afirmaré con turquesas, y te cimentaré con zafiros! Tus ventanas pondré de piedras preciosas, tus puertas de piedras de carbunclo, y toda tu muralla de piedras preciosas. El Señor mismo instruirá a todos tus hijos, y grande será su bienestar. Serás consolidada en justicia; lejos de ti estará la opresión, y nada tendrás que temer; el terror se apartará de ti, y no se te acercará…"
El profeta habla de Israel como de una mujer pobre y desconsolada y garantiza que sus opresores no triunfarán.

Nuestra parashá inicia con Reé, -observa- una visión de los ojos pero que se eleva a una visión espiritual. ¿Pudo acaso Moshé mostrar las bendiciones y las maldiciones? Evidentemente no. Pero, el pueblo pudo aprender de la experiencia pasada, del resultado de sus elecciones anteriores, en la familia y en el pueblo.
Pero, no nos engañemos. La elección no es fácil. Hay caminos que comienzan abruptos que parecen infranqueables y finalizan en carreteras pavimentadas y lisas y hay otros que se presentan perfectos, cementados, enjardinados, y perfumados, que en el mejor de los casos llevan a ningún lado y en el peor a estrellarse a gran velocidad.

Reé, nos dice la Torá. Mira el corto plazo y mira el largo. Echa un vistazo con tus ojos bien puestos y sabrás que camino te bendecirá.
Y si te resulta difícil, opta siempre por la tzedaká, el camino de la justicia que es la solidaridad con el prójimo.

Shabat shalom desde Sión